¿Cuántas veces hemos escuchado decir esto a propietarios, en muchos casos ya desesperados, porque tienen un perro totalmente descontrolado?

En cuanto hay un problema de comportamiento, rápidamente, imagino que será porque es lo más fácil, decidimos que el culpable es el perro. Tengo un perro complicado, un perro nervioso, o incluso un perro malo.

Quizás no nos hemos parado a pensar que tenemos un problema de comunicación con él, ni tú le entiendes a él, ni él te entiende a ti. Eso no significa tener un perro malo o desobediente. Al igual que en otros aspectos de la vida, ya sea en las relaciones de pareja, en las relaciones laborales, familiares, etc. Si no existe un entendimiento y una buena comunicación esa relación está destinada al fracaso.

Os voy a proponer que meditéis sobre unos ejemplos básicos que seguramente os hagan plantearos si la comunicación con vuestro perro es o no, la adecuada.

Lo que vemos nosotros vs. Lo que percibe el perro

perro que no obedece

Humano: Cuando llamo a mi perro en el parque para atarlo no viene, incluso se aleja más todavía.

Perro: Cada vez que me llaman en el parque, me atan y se termina mi juego. Me están castigando por algo.

Un perro no va a venir para que se le castigue, y menos si le llamamos de una manera desafiante, los perros siempre intentan evitar los conflictos.

Humano: Mi perro se hace pis en casa, y aunque le castigue, y le saque a pasear 10 veces, no lo hace en la calle.

Perro: Cada vez que hago pis delante de mi dueño me riñen. Más vale que lo haga cuando él no esté delante.

Si reñimos a un perro por hacer sus necesidades delante nuestro, ¿como va a hacerlo en la calle a 1 metro de nosotros, atado a una correa?

Humano: Mi perro no para de ladrar hasta que le tiro la pelota en el parque.

Perro: Cada vez que vamos al parque, y me pongo a ladrar, ¡me premian con una pelota!

Cada vez que premiamos o reforzamos un comportamiento, el perro lo repetirá para conseguir su premio.

Simplemente debemos pararnos a pensar, si puede ser a pensar como un perro, el porqué de las cosas, ¿porque existe cierto comportamiento que a mí no me gusta, pero que el perro sigue haciendo?, probablemente descubriréis que muchas veces nosotros mismos estamos reforzando comportamientos que luego no queremos que el perro haga. No es tan difícil, simplemente, observad, pensar como un perro y luego decidir cuál es la mejor manera de actuar.